Hola chicas, cómo están? Durante mucho tiempo me he preguntado porqué me costaba tanto mantener una idea de cambio, por qué me costaba tanto cambiar algo que yo tenía ganas de cambiar, no porque alguien me lo dijera sino porque era una decisión mía, y aún así no lo conseguía.
Hoy quiero compartir contigo la razón que descubierto.
Lo cierto es que hemos memorizado durante un montón de tiempo la forma de responder a todo. Hemos aprendido una forma específica de reaccionar y de relacionarnos con la vida y con las diferentes emociones: con el sufrimiento, la culpa, la tristeza o el enojo. Es decir, Ahora, cada vez que te enojas o piensas en algo que ha pasado y te enoja, el cuerpo activa de forma automática tu respuesta a esa emoción. No tienes que pensar cómo vas a responder, el cuerpo ya lo hace por sí solo.
Cada vez que tienes un pensamiento, la mente le envía un mensaje a tu cuerpo y este responde, tal y como lo ha hecho siempre.
¿Cómo es tu relación con el enojo? Tal vez te reprimes hasta que explotas, o quizás eres de las expresa su furia sin filtros. ¿Eres más impulsiva o racional?
¿Y la culpa, sientes que tus decisiones afectan el bienestar de los otros, no te atreves a decir lo que en verdad sientes? ¿Y el sufrimiento, has aprendido a tomar el compromiso de responder a las diferentes situaciones de la vida o culpas a los demás por tu sufrimiento? ¿Crees que la vida es cuestión de suerte o piensas que puedes hacer algo interesante con ella?
Es impresionante la cantidad de hábitos automáticos que guardamos en nuestra mente subconsciente, alguno de ellos son geniales y nos ayudan a crecer, pero otros sin embargo, nos llevan a hacer lo mismo de siempre:
El lunes empiezo la dieta
Cuando esté más tranquila empiezo el gimnasio
Mañana lo haré mejor
Voy a decir lo que siento en cualquier momento
Ya no voy a sentirme mal, yo soy así y al que no le guste que se aguante
La próxima voy a pensar antes de hablar
Ya no voy a ponerme tan nerviosa, tengo que aprender a calmarme y hablar con serenidad
Tal día dejo de fumar
Ya no voy a sentirme más culpable
Mañana, si o si, hago todo lo que tengo que hacer
Podría seguir con varios ejemplos, la verdad es que antes o después volvemos a las mismas conductas, las mismas respuestas, y hábitos que tenemos habitualmente.
Entonces ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
El cuerpo ha memorizado a la perfección las instrucciones que le hemos dado sobre cómo responder a la vida. La mente ha creado unos circuitos neuronales específicos que hacen que actúes hoy de determinada manera y que el cuerpo responda como lo ha hecho siempre.
Hemos aprendido a ser tolerantes o no serlo, a ser reactivos o asertivos, a cargar con culpas o no, a decir lo que pensamos sin filtros ningunos o a callarnos, hemos aprendido a hacerlo aun cuando el miedo invade nuestro ser o a paralizarnos. Todo ha sido aprendido, adquirido y archivado.
Ahora, cada vez que tienes un episodio que te enoja o te causa dolor, tu cuerpo activa “esos circuitos” y responde.
En algún momento de nuestra vida, todos hemos afirmado “quiero ser feliz”, pero si no le enseñamos a nuestro cuerpo a serlo, seguirá expresando los mismos programas de culpabilidad, tristeza o ansiedad de siempre.
Tu mente intelectual quizás razone que desea ser feliz, pero tu cuerpo ha sido programado durante años para sentir lo contrario.
“Encaramados a una tarima proclamamos a los cuatro vientos haber cambiado para nuestro bien, pero en el fondo no nos sentimos felices, porque la mente y el cuerpo no están trabajando juntos. La mente quiere una cosa y el cuerpo otra.” Joe Dispenza.
En realidad, los hábitos que aprendimos lo único que intentan es asegurar nuestra supervivencia, por ello, actuando del mismo modo, el cuerpo se asegura de que no nos pase nada malo. Todo lo nuevo le genera miedo, miedo a lo desconocido, a las consecuencias, por ello, cada vez que intentamos hacer algo diferente, envía a “esa vocecita” que nos recuerda toda clase de excusas y justificaciones para no hacerlo, para quedarnos inmóviles y en el mismo lugar.
Si quieres cambiar “algo” en tu vida, es necesario desaprender y volver a aprender, como cuando eras una niña y aprendiste a caminar. En ese momento te caíste mil veces y te volviste a levantar otras tantas, porque tenías un objetivo natural: caminar. Y en ese momento no importaba el tiempo que tardarías, tampoco estabas obsesionada por tener los resultados de forma inmediata, simplemente lo intentabas día tras otro, hasta que tu cuerpo captó la información y memorizó el mecanismo que hoy hace que andes sin siquiera pensar en ello.
Lo mismo ocurre, con todo lo demás. Cualquier cosa que desees cambiar, necesitas desmemorizar los circuitos creados en tu interior, y volver a programar tu mente y tu cuerpo, al unísono, en una misma dirección: hábitos nuevos y sanos. De esta forma crearás un nuevo mensaje que se instale en cada célula de tu cuerpo y éste, junto con la mente, vuelvan a crear un mecanismo automático pero, esta vez, hacia tu bienestar y felicidad.
¿Quizás te preguntes cómo se hace esto?
De muchas formas, yo lo he conseguido, gracias algunas técnicas como la meditación.
En mi curso Activa tu esencia trabajamos con más de 20 meditaciones especialmente diseñadas para llegar a la mente subconsciente. Con ellas, desconectas los circuitos aprendidos y creas nuevos circuitos internos que te guíen hacia la mejor versión de ti misma, dejando atrás lo mismo de siempre y comenzar a crear una historia diferente.
Si sientes que es este es el gran momento de decir basta a la ansiedad, la apatía, desmotivación, angustia o tristeza, entonces toma una decisión y comienza a hacer algo por ti misma y por tu vida.
Pero este curso, no es para todo el mundo, es solo para aquellas personas que están absolutamente decididas a poner en práctica lo que van aprendiendo, las personas que sienten que sí es posible hacer que las cosas que deseamos pasen. No te voy a negar que yo también estuve en la misma situación de querer que las cosas sucedan por arte de magia y lo cierto es que nada pasa hasta que no nos comprometemos con nosotras mismas y decidimos hacerlo posible.
Así que ya sabes, si te decides! Te espero para que recuperes toda tu capacidad de amor y creación.
Con cariño,
Natalia