La paz es cada paso, Thich Nhat Hanh
En entornos monáticos tradicionales, las sesiones de meditación sentada se intercalan con la meditación andando. Son las misma práctica. Andar es tan bueno como sentarse. Lo que importa es cómo está nuestra mente.
En la meditación andando formal prestamos atención al hecho de andar en sí. Podemos centrarnos en el peso del cuerpo sobre cada pie, la pisada en general o en segmentos aislados del movimiento: como cambiar el peso, mover el pie, colocarlo, cambiar e peso nuevamente, o bien centrarte en cómo se mueve todo el cuerpo. También alternar llevando nuestra atención al acto de andar y la respiración.
Cuando practicamos la meditación andando, no andamos para llegar a ningún lugar. Simplemente solemos ir y venir por un trecho de camino. El hecho de no tener que llegar a ningún lugar hace que nos resulte más fácil estar dónde estamos.
En la meditación andando informal puedes intentar llevar la atención al caminar dondequiera que te encuentres.
Aminora un poco el paso, lleva tu atención a los pies, a tu cuerpo y al monento presente.
Disfruta del trayecto tan solo por un momento. Valora el hecho de que eres capaz de andar, siéntete agradecido.
Percibe lo milagroso que es el funcionamiento de tu cuerpo, no lo des por sentado, toma consciencia. Camina erguido, con elegancia y dignidad sobre la madre tierra.
Te envío un abrazo enorme de luz,
Natalia
