Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.
El maestro les dijo:
– Si yo no me voy, ¿Cómo podréis llegar a ver?
– ¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? – preguntaron ellos.
Pero el maestro no dijo ni una palabra.
Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron:
– ¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?
Y el maestro, con una pícara mirada en los ojos, respondió:
– Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua.
– Cuando yo me haya ido, confío en que sepáis ver el río.
Fuente: un cuento de Anthony de Mello del libro “Aplícate el Cuento” de Jaume Soler y M. Mercè Conangla
Besos
Natalia